Un conflicto es una oportunidad de aprendizaje para todos, un momento de reflexión de crecimiento personal y educación emocional muy valioso.
En la crianza surgen muchos conflictos, en todas y cada una de las etapas evolutivas de nuestras hijas e hijos. Es importante tener muy presente, que en la mayoría de las ocasiones, no es tan grave el conflicto en sí sino la manera en la que resolvemos dicho conflicto y las repercusiones que puede tener en nosotros, en la relación directa con nuestros hijos/as y sobre todo la repercusión en el sentido de conexión y pertenencia con nuestras hijas e hijos.
Antes de adentrarnos en la resolución de conflictos es importante tener en cuenta los 3 aspectos fundamentales que nombró Lorena Ribes en el directo y que desde una visión respetuosa de la crianza debemos tener en cuenta:
- En un conflicto no hay víctima ni verdugo, sino que ambos son o somos víctimas.
- Es imprescindible que el adulto tenga presente cuál es su historia, cómo se encuentra anímicamente en el momento del conflicto.
- Y por último será fundamental saber ponerse en la piel del niño, entender su etapa evolutiva y empatizar con sus emociones.
Dicho esto, ante cualquier conflicto vamos a realizarnos varias preguntas que nos ayudarán a resolverlo, casi sin implicarnos directamente.
En primer lugar intentaremos averiguar el motivo de la “mala conducta”. Para ello podemos preguntarle a nuestra hijo/a o alumno/a ¿por qué lo hace? ¿qué necesitas? ¿qué quiere conseguir?
En segundo lugar vamos a reflexionar sobre ¿qué quiere conseguir el adulto a corto plazo? y ¿qué quiere conseguir el adulto a largo plazo?. Estas dos cuestiones nos harán tomar perspectiva de nuestros propósitos y nos mostrará porqué pretendemos resolver el conflicto de una determinada forma.
Posteriormente veremos cómo está la adulta/o de AUTOCUIDADO, ¿cómo está para resolver lo que está ocurriendo?. Si el conflicto le remueve demasiado, lo mejor sería delegar en alguien.
Teniendo en cuenta los aspectos anteriores procedemos a la resolución del conflicto y para ello es vital la CONEXIÓN ANTES DE CORRECIÓN. Conectar física y verbalmente con el niño/a. Bajar a su altura, una caricia, una mirada o un abrazo pueden ser de gran ayuda. Antes de corregir la mala conducta, asegúrate que el mensaje de amor incondicional le llega, empezar con frases como…
- Te quiero mucho y entiendo que te encanta ver la tele y ahora es momento de apagarla.
- Te quiero y me preocupa que te hagas daño.
- Eres muy importante para mi.
Nos dirigiremos a las criaturas de manera AMABLE Y FIRME y nos enfocaremos en la resolución del conflicto y no en la búsqueda de culpables y para ello usaremos una herramienta de Disciplina positiva.
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- Búsqueda conjunta de soluciones.
- Reuniones familiares.
- Rutinas, normas y límites.
- Tiempo fuera positivo.
- Cumplir lo dicho.
- Planear tiempo especial.
- Señales no verbales.
- Una palabra.
- Opciones limitadas.
A modo de resumen los pasos previos a la resolución concreta de un conflicto citados anteriormente son:
- Averiguar motivo de la mala conducta.
- Conocer el objetivo a corto y largo plazo.
- Autocuidado.
- Conexión antes de corrección.
- Amable y firme.
- Herramientas de Disciplina Positiva.
Puede que estés pensando que no tienes tiempo para realizar 6 pasos ante un conflicto, y yo os pregunto, ¿habéis comprobado el tiempo que se emplea cuando resolvemos los conflictos “ sin rumbo”?
Tener presente estas 6 cuestiones nos ayuda a focalizar nuestra atención y nuestra energía en lo verdaderamente importante, nos ayuda a mantenernos respetuosos y empáticos con nuestras hijas e hijos.
Recuerda, no es tan relevante el conflicto en sí como las repercusiones que puede tener la manera en la que resolvemos dicho conflicto.
Abrazos y energía desde ACOMPANYAENPOSITIU.